La transformación de la industria automotriz como proyecto internacional

Manuela Kropp

Las cadenas de valor de la industria automotriz se extienden por varios países europeos (desde España hasta Serbia, por ejemplo), así como por los continentes de América del Norte y del Sur. La industria automotriz es un coloso internacional, y por ello el debate sobre su posible transformación hacia medios de transporte ecológicos también debe desarrollarse a nivel internacional. En 2019, se vendieron 65 millones de coches nuevos en todo el mundo, y millones de personas trabajan en el sector automovilístico y de su suministro. Las cadenas de valor no sólo abarcan muchos países en todo el mundo, sino que también representan una parte importante de la industria manufacturera en las respectivas economías nacionales. Pero la industria automotriz está en crisis: incluso antes de la crisis del coronavirus, las cifras de ventas ya estaban disminuyendo, simplemente debido a la sobreproducción en el mercado. El continuo calentamiento climático evidencia que algunas partes de la industria automotriz deben evolucionar hacia la fabricación de otros medios de transporte más respetuosos con el clima, a saber, vehículos ferroviarios para pasajeros y mercancías, y vehículos para el transporte a nivel local. De hecho, el sector del transporte es el único en el que las emisiones de gases de efecto invernadero vienen aumentando desde hace años. Por lo tanto, necesitamos un Nuevo Pacto Verde global para el sector del transporte, con un programa de inversiones en el transporte público y el transporte ferroviario, a fin de desarrollar una movilidad solidaria para todos y todas.

 

Hemos invitado a sindicalistas, políticos/as y activistas climáticos/as de Estados Unidos y la Unión Europea a discutir posibles puntos de partida para una transformación de la industria automotriz. En el transcurso del debate, quedó muy claro que Estados Unidos, como “país del automóvil” con extensas zonas rurales y caracterizado también por el debilitamiento de las organizaciones sindicales, se enfrenta a desafíos mucho mayores que, por ejemplo, Alemania a la hora de emprender un debate sobre la necesaria transformación de la industria del automóvil y promover alternativas reales por lo que respecta al transporte público local. Los/as ponentes de Estados Unidos informaron sobre iniciativas locales para transformar una infraestructura hostil al tránsito peatonal y a las bicicletas y abordar la problemática del «autocentrismo» de la sociedad estadounidense. Asimismo, pasaron revista a varios proyectos de base emprendidos en una ciudad desindustrializada como Detroit, que está luchando con las consecuencias de los enormes cambios estructurales de los últimos decenios. Por su parte, los ponentes de la UE abordaron la necesidad urgente de un sistema de transporte público local y ferroviario más desarrollado, así como la necesidad de medidas concretas de política industrial y propuestas sindicales para iniciar la transformación de la industria automovilística.

 

Programa de la conferencia:

  • Introducción: Andreas Thomsen, Director de la Oficina de Bruselas de la Fundación Rosa Luxemburg
  • Martin Schirdewan, Copresidente del Grupo de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL) en el Parlamento Europeo
  • Richard Feldman, James and Grace Lee Boggs Center to Nurture Community Leadership (Centro James and Grace Lee Boggs para el fomento del liderazgo comunitario), EE.UU.
  • Angie Schmitt, autora del libro Right of Way: Race, Class, and the Silent Epidemic of Pedestrian Deaths in America (Derecho de paso: raza, clase y la silenciosa epidemia de muertes de peatones en América), EE.UU.
  • Carsten Hübner, antiguo Director General del Transatlantic Labor Institute (Instituto Laboral Transatlántico), Tennessee, EE.UU.
  • Frederic Speidel, miembro del Comité Ejecutivo de IG Metall en Baja Sajonia, Alemania

Moderadora: Manuela Kropp, Fundación Rosa Luxemburg (RLS), Bruselas

 

Andreas Thomsen, Director de la Oficina de Bruselas de la RLS, señaló la urgente necesidad de promover formas de movilidad solidaria, más allá de la automoción: la amenazante crisis climática ya de por sí nos muestra a diario la importancia de esta tarea. Según dijo, también hay que tener en cuenta la situación de los trabajadores y trabajadoras de la industria del automóvil, porque parte del «modelo de bienestar social» alemán se basa en ella. Es necesario diseñar una política comercial internacional y una política industrial europea que promuevan eficazmente el transporte público local y las redes de transporte ferroviario.

Martin Schirdewan, Copresidente del Grupo de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL) y eurodiputado del partido alemán DIE LINKE (La Izquierda), destacó la doble transformación (ecológica y digital) que se avecina: la transformación digital creará nuevos medios de producción y una nueva «clase de propietarios», con sus correspondientes efectos en el futuro del trabajo, los sistemas de seguridad social y la distribución de la riqueza social. Por otro lado, según indicó Martin, la actual crisis del coronavirus ha agravado drásticamente la desigualdad en la distribución del valor añadido generado por la sociedad. La necesaria transformación ecológica tendrá, por supuesto, un impacto masivo en los millones de trabajadores y trabajadoras de la industria automotriz y su cadena de suministro, haciendo que una «transición justa» sea aún más importante, lo que también implica la necesidad de una reducción del horario laboral con objeto de distribuir el trabajo de forma más equitativa. Habrá que diversificar la gama de productos de la industria automotriz: menos vehículos para el transporte individual motorizado, más vehículos para el transporte público local y el transporte ferroviario. La transición del transporte de mercancías por carretera al transporte por ferrocarril es una tarea urgente. Sin embargo – afirmó Martin – hasta la fecha los coches híbridos enchufables no constituyen una solución convincente, y lo mismo puede decirse del balance ambiental de los vehículos a batería, ya que no se ha aclarado todavía el problema del reciclaje de las baterías. También hay que tener en cuenta que el «balance ambiental» de los coches eléctricos será más negativo si son alimentados por electricidad de origen fósil. La Estrategia Europea del Hidrógeno podría ofrecer una opción para el transporte pesado, aunque hay que tener en cuenta que, por el momento, no se ha logrado producir «hidrógeno verde» en cantidades suficientes. Se necesita urgentemente promover el transporte público local, que debe ser asequible para todos, o incluso ofrecerse gratis.

Richard Feldman, del James and Grace Lee Boggs Center de Detroit, EE.UU., reflexionó sobre las diversas revoluciones tecnológicas que Detroit, por ejemplo, ha experimentado y sigue experimentando, y que han llevado repetidamente a reajustes de la producción. Recordó cómo la revolución industrial utilizó, en su momento, la energía del vapor para mecanizar la producción; cómo la expansión de las redes de electricidad, telégrafo y ferrocarril facilitó la producción en masa; y, posteriormente, cómo la ingeniería electrónica, la tecnología de la información y la revolución digital automatizaron aún más la producción. Habida cuenta de todo ello, actualmente es más importante todavía cambiar los métodos de producción, pasando de la producción en masa centralizada a la producción descentralizada en las comunidades locales. Richard cuestionó lo que llamó el «sistema J-O-B» y subrayó la importancia de fortalecer las estructuras locales para lograr un verdadero Nuevo Pacto Verde; porque, en vista del cambio climático, dijo, estamos en el umbral de una nueva era.

Angie Schmitt, de Ohio, EE.UU., que lleva muchos años publicando en el blog «Streetsblog» (https://usa.streetsblog.org/author/angie/ (en inglés)), explicó la importante relación que existe entre la planificación urbana y los sistemas de transporte sostenible. Dijo que en Estados Unidos se observa un movimiento, sobre todo en las ciudades costeras del país, para impulsar el transporte público local y de larga distancia. Por otro lado, la tendencia general en el sector del transporte es diametralmente opuesta, tal y como lo evidencia el aumento de las ventas de vehículos utilitarios deportivos (SUV); es decir, que la industria automotriz en EE.UU. está sufriendo claramente una evolución regresiva. Últimamente, el número de muertes de peatones también ha aumentado porque los SUV todoterreno causan lesiones más graves. Claro está que el aumento de la producción de SUV puede explicarse por los enormes beneficios que genera para la industria del automóvil. Ohio y Michigan, que figuran entre los denominados «estados indecisos» en las elecciones presidenciales, son precisamente bastiones de la industria automotriz, lo que explica por qué ni los republicanos ni los demócratas han abordado el espinoso problema del «transporte público y la transformación de la movilidad». Sin embargo, también hay ejemplos positivos como los de las ciudades de Seattle y Minneapolis, que están invirtiendo grandes sumas de dinero en la expansión del transporte público y que, de hecho, han logrado aumentar considerablemente el número de usuarios/as frecuentes del transporte público. Otras ciudades han tenido menos éxito, como Los Ángeles, donde se ha ampliado masivamente el transporte ferroviario, pero al mismo tiempo ha disminuido el uso de la red de autobuses. Aquí es donde entra en juego la cuestión de la discriminación racial, ya que a muchos viajeros blancos les gusta evitar el uso de los autobuses, que son utilizados principalmente por la población negra. Por último, pero no menos importante, Angie señaló la relación entre la planificación del transporte y los problemas de vivienda y del «aburguesamiento» de los barrios.

Carsten Hübner, antiguo Director General del Transatlantic Labor Institute en Tennessee, EE.UU., destacó que el debate sobre la reforma del transporte debe partir de supuestos muy distintos, según se trate de las zonas rurales o de las zonas las urbanas. De entrada, un mundo laboral altamente flexible, con sus excesivas horas de trabajo, veda el uso del transporte público y obliga a los trabajadores y trabajadoras a usar el coche. Se exige una movilidad muy flexible a todos los trabajadores y trabajadoras. Además, los suburbios están diseñados de tal manera que se acaban suprimiendo los espacios públicos y las infraestructuras públicas, porque el objetivo del lobby neoliberal es privatizarlo todo. Carsten se refirió asimismo a la «BlueGreen Alliance» (Alianza verdiazul) con la que los sindicatos norteamericanos se han sumado al debate sobre las tecnologías limpias y la transformación industrial (véase: The BlueGreen Alliance Manufacturing Agenda: A National Blueprint for Clean Technology Manufacturing Leadership and Industrial Transformation (https://www.prnewswire.com/news-releases/usw-backs-bluegreen-alliance-national-manufacturing-agenda-301083931.html (en inglés))). Por último, Carsten señaló la doble función de los sindicatos: como grupos de presión política y como organizaciones de afiliados/as. A este respecto, dijo, la movilidad eléctrica se considera un elemento fundamental para asegurar el empleo futuro.

Frederic Speidel, de IG Metall Baja Sajonia, presentó las propuestas de su sindicato para superar las distintas crisis a las que nos enfrentamos: también para los trabajadores y trabajadoras de la industria automotriz, tanto la crisis del coronavirus como la crisis ecológica son cuestiones existenciales. Según indicó Frederic, el sindicato IG Metall, en el que están organizados dos millones de miembros, 500.000 de los cuales trabajan en la industria del automóvil, garantiza un buen trabajo y acuerdos colectivos. Ya en 2016, IG Metall presentó un documento estratégico sobre las normas relativas a las emisiones, y en 2018 organizó un congreso nacional sobre la transformación. IG Metall propuso varios instrumentos para superar a medio plazo la crisis del coronavirus y la crisis estructural: un fondo de transformación para el sector de proveedores a fin de garantizar el suministro de capital estatal y privado; un denominado «Best Owner Group» (grupo de mejores propietarios) para apoyar a los proveedores en el ámbito de la producción de motores de combustión interna; y agrupaciones regionales de transformación para garantizar una política estructural regional preventiva y evitar la desarticulación industrial. Estas propuestas se concretarán en la próxima cumbre del automóvil a mediados de noviembre de 2020.

En la breve discusión final se expresó decepción por el hecho de que el debate sobre la transformación de la industria automotriz se viene arrastrando desde hace muchos años. Por otro lado, se hizo hincapié en la importancia del diálogo transatlántico sobre estos temas, especialmente con miras a fortalecer los ciclos económicos regionales y concretar un Nuevo Pacto Verde. La decepción manifestada por algunos/as participantes en el debate fue contrapesada por otras intervenciones, que expresaron confianza en que la transformación puede tener éxito, aunque exigirá un amplio apoyo por parte de los trabajadores y trabajadoras.

 

Contacto:

Manuela Kropp
Directora de proyectos, Fundación Rosa Luxemburg, Bruselas
Manuela.kropp@rosalux.org