«Las redes feministas son más necesarias que nunca, también como estructura de autodefensa»
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona
La Oficina en Madrid de la Rosa-Luxemburg-Stiftung lleva un tiempo trabajando sobre ese cuello de botella que es la feminización o despatriarcalización de la política. Este concepto viene a desarrollar esa base de democracia radical que supone la intersección entre feminismos y nuevas formas de hacer política. Tanto a la interna como a la hora de hacer políticas públicas cuando están en las instituciones, las izquierdas no siempre asumen temas y formas de hacer feministas. La despatriarcalización de la política la vemos no como un fin identitario sino como una forma de democratizar instituciones y organizaciones, y de responder con políticas públicas innovadoras que pongan la vida en el centro. El nuevo municipalismo ha abierto grandes campos teóricos y prácticos en torno a esta propuesta.
En este sentido, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, participó el pasado 3 de mayo en la presentación de Akafem, una red feminista de inspiración municipalista apoyada por la Oficina de enlace en Madrid. Al encuentro asistieron también la eurodiputada de Unidas Podemos María Eugenia Rodríguez Palop, y la reconocida activista ecofeminista Yayo Herrero, además de otras mujeres, impulsoras de la red, que participan o han participado en la política institucional de la mano de las iniciativas municipalistas del cambio.
Por un lado, Akafem tiene por objetivo incidir políticamente a partir de la creación de espacios de reflexión, análisis y formación. Por otro, y sobre todo, Akafem aspira a convertirse en una red de apoyo mutuo que cristalice en un cambio de dinámicas dentro de la política. El fin: evitar que se expulse a las mujeres y a las feministas de los espacios de poder, o que ellas mismas se autoexcluyan debido a las prácticas patriarcales que se dan tanto en organizaciones políticas como en instituciones.
Tanto Colau como Palop y Herrero coincidieron en que hay dos cuestiones que hacen imprescindibles redes como la de Akafem para garantizar la presencia feminista en la política: por un lado, la despatriarcalización de las instituciones y las organizaciones. Por otro, la autodefensa colectiva ante los ataques de los reaccionarios. En este sentido, la alcaldesa Ada Colau quiso trasladar su agradecimiento a las impulsoras de la red entre las que se encuentra la Oficina de Madrid, porque, dijo, “es imprescindible que hagamos crítica constructiva, que nos apoyemos, que avancemos juntas, y que funcionemos también como una estructura de autodefensa”.
Autodefensa colectiva
Rodríguez Palop hizo también referencia al hostigamiento reaccionario que sufren las izquierdas en todo el mundo y, particularmente, el feminismo. En su opinión, es “normal que nos ataquen” quienes ven amenazados sus privilegios. La eurodiputada lo explica de la siguiente manera: “El feminismo que hemos puesto sobre la mesa, y que ha transformado las ciudades, es un feminismo que lo cambia todo, que es ambicioso. Es un feminismo que no se conforma con cambios coyunturales, sino que quiere cambios estructurales. La apuesta por esa visión transversal del feminismo en los municipios afectó al trabajo, la familia, la educación, la salud, la vivienda, el urbanismo, la movilidad, o la relación con las empresas. Hubo muchas cosas que permitieron ver cómo el feminismo permeaba en un montón de sectores que hasta entonces estaban masculinizados y que parecía que no iban a ser conquistados nunca por una visión distinta”. Pero lo fueron.
En la misma línea, Colau destaca el cambio de agenda, las redes y prácticas radicales y transformadoras que se han producido, tanto en el ámbito institucional como en el no institucional, y defiende que “la prueba definitiva es la reacción de los conservadores, que siempre resurgen cuando ven amenazados sus privilegios”.
Espacios como Barcelona Cuida, el Programa Concilia o la unidad antidesahucios son ejemplos de iniciativas puestas en marcha por el Ayuntamiento de Barcelona a pesar de tratarse de cuestiones en las que los ayuntamientos no tienen competencias, “[…] pero sí incumbencias”, señala su alcaldesa, para resolver problemas que afectan tremendamente a la ciudadanía. En palabras de Colau, son iniciativas que se deben poner en marcha mientras “se hace presión para cambiar las estructuras económicas. Para poner los cuidados en el centro hay que cambiar leyes, la estructura del trabajo y de producción, son cambios estructurales tremendos que no dependen de las ciudades. Sin embargo, hemos decidido no resignarnos, porque lo que sí se puede hacer es cambiar las prioridades, las maneras de hacer, y las alianzas con quienes hacen esas transformaciones”. La alcaldesa de Barcelona, que reconoce evidentemente que “queda muchísimo por hacer”, señala sin embargo la importancia de “recordar medidas concretas que antes no se hacían, que ahora se están haciendo, y que son un mérito colectivo que hay que poner en valor”.
Cuidar y despatriarcalizar los propios espacios
Antes de poner en marcha la red de apoyo que será Akafem, cerca de 50 mujeres han participado a lo largo de los últimos meses en la elaboración de un informe en el que han identificado prácticas heteropatriarcales que dificultan enormemente la participación política de las mujeres. En referencia a este trabajo, la alcaldesa de Barcelona agradeció “esa mirada autocrítica para aprender de los errores, de los limites e insuficiencias, pero siempre con ese enfoque feminista de mejorar, de transformar de empoderar y de no rendirnos”, y reivindicó una “autocrítica constructiva con mirada hacia adelante”.
Colau destacó la importancia de cuidar los espacios de toma de decisiones, y de mantener un proceso de mejora continua en el funcionamiento interno de las organizaciones. Recordó la necesidad de la “corresponsabilidad y la formación en materia de feminismo”, y celebró pertenecer a una organización, Barcelona En Comú, que ha sido punta de lanza en este sentido. Según dijo, “con la dureza de los años que nos ha tocado vivir, sería imposible seguir donde estamos sin el respaldo de una organización feminista”.
Yayo Herrero, por su parte, lamenta que en ocasiones se hayan reproducido culturas políticas que no estaban a la altura del cambio que se quería implantar. La activista recuerda que, “al defender unas políticas que pongan la vida en el centro”, se debe defender una política que no requiera un blindaje emocional para poder aguantar. Por ello reclama la construcción de “espacios para el sostenimiento, donde la gente se pueda sentir vulnerable sin sentirse débil. Espacios para crear una fortaleza colectiva y no esa fortaleza que sólo es posible cuando te desgajas, te desvinculas o te separas emocionalmente de lo que quieres cambiar. Porque no podemos hacer política si no nos siguen doliendo las cosas, pero necesitamos un espacio que nos permita que nos duelan sanamente”. Al hilo de la idea de crear una política que ponga la vida en el centro, la activista añade otro punto a la lista de cosas por resolver: los tiempos. La pensadora y activista ecofeminista reclama la urgencia de “frenar los ritmos de la política para hacerlos compatibles con la vida”. Los que se viven ahora, lamenta, “poco que ver con los tiempos que requiere la reflexión feminista”.
Akafem celebrará su próxima asamblea abierta el próximo 25 de junio, en un encuentro telemático en el que se prevé dotar a las participantes de las herramientas necesarias para que el engranaje de la red empiece a caminar de manera autonoma y asamblearia. Se fijarán los primeros objetivos, se repartirán tareas y responsabilidades y se dibujará el mapa de la red, que estará formado por nodos con presencia en las distintas ciudades del Estado. Entre las propuestas que barajan poner en marcha están la creación de un think tank, así como actividades de intercambio y formación.