Juntas y revueltas
Explorando territorios de la economía feminista
En este texto ponemos en diálogo dos miradas de la economía feminista. Por un lado, la mirada de Sempreviva Organização Feminista (SOF), una organización feminista de Brasil que forma parte de la Marcha Mundial de las Mujeres. Por otro, la mirada de Colectiva XXK-Feminismos, pensamiento y acción (XXK), un proyecto situado en Euskal Herria y el Estado español que combina la generación de ingresos con el compromiso político y vital feminista. Desde nuestros respectivos lugares del mundo, vamos construyendo un territorio compartido.
La economía feminista es para todas nosotras una herramienta de lucha para la transformación, que combina pensamiento y acción y se vincula a sujetos políticos. Enfrentamos un sistema capitalista, racista y heteropatriarcal. La comprensión de esa imbricación orienta nuestra lucha. Este sistema solo pueden confrontarlo con fuerza sujetos colectivos y diversos, pero con capacidad de compartir miradas, de construir posicionamientos y estrategias y de poner en marcha luchas comunes.
Para nosotras, la economía feminista es una herramienta en esa lucha, porque nos ayuda a esclarecer la crítica a ese sistema y nos aporta elementos para la resistencia. Esta economía resulta fundamental en los procesos de educación popular y en los procesos de organización popular y también orienta nuestras propuestas alternativas. Nos ayuda en la construcción de contrahegemonía y de prácticas feministas de transformación de la economía desde lo concreto.
Este texto es una elaboración en torno a algunos de esos territorios de la economía feminista, entendida como una propuesta política que articula contenidos (conceptos, análisis y agenda) y formas organizativas que no disocian lo económico y lo político. Una propuesta que necesita tener un horizonte amplio, pero al mismo tiempo necesita aterrizar en un camino que permita ir dando pasos hacia ese horizonte, porque las victorias, aunque sean pequeñas y parciales, nos fortalecen.
Este escrito es una elaboración conjunta de SOF y XXK, pero en él han participado otras compañeras. Han sido especialmente relevantes los aportes recogidos en el seminario en línea realizado el 30 de noviembre de 2020 y en el que participaron casi 40 mujeres de unos 20 colectivos de una multiplicidad de territorios urbanos y rurales de Brasil, Uruguay, Chile, Perú, Ecuador, Venezuela, Nicaragua, Costa Rica, Guatemala, México, Estado español, Euskal Herria… Sus voces están aquí, aunque la responsabilidad final de las palabras es de SOF y XXK.
Compartiendo y cruzando miradas, intentamos entender la rearticulación del capitalismo heteropatriarcal y racista en clave de hilos de continuidad y discontinuidad entre el sur y el norte globales, entre zonas de acumulación y zonas de despojo. Creemos que no se trata tanto de mirar el mundo desde una óptica dual (desarrollo/subdesarrollo, países enriquecidos/países empobrecidos), sino de entender que ese proceso de acumulación (y su contracara de despojo y empobrecimiento) es constante y sin fin. Los territorios y grupos sociales que acumulan son cada vez menos; los despojados, precarizados y empobrecidos son cada vez más. Virtualmente, al final, ¿el sistema lo despojaría todo, en un proceso de autodestrucción colectiva?
Entendemos también que ese proceso de precarización y despojo no es limpio (o despojas o te despojan), sino gradual. Esto implica pensar, por ejemplo, que hay elementos en común, aunque también desigualdades, en lo que sucede hoy en el sur global y en el norte global, en los territorios que habita SOF y en los que habita XXK. Para quienes habitamos el norte global, esto nos sitúa en una posición compleja: necesitamos reconocernos “norte” en el sentido de asumir nuestra responsabilidad histórica en la (re)generación de las desigualdades globales; las versiones más violentas y extractivas del capitalismo suceden mayoritariamente en el “sur”, ejecutadas por empresas del “norte”, apoyadas a menudo por Gobiernos del “norte” y permitiendo estilos de vida privilegiados.
Pero, al mismo tiempo, necesitamos comprender que ese “norte” no está escindido del “sur” en el sentido de que no debemos vernos como un espacio a salvo. También en el “norte” hay despojo, violencia y extractivismo. Y la tendencia es que haya mucho más. El cercamiento a la vida es global; el centro privilegiado es cada vez más estrecho. En este texto, hacemos un intento de asumir este planteamiento de hilos de (dis) continuidad en lugar de dar una visión dual, hablando constantemente de lo que sucede en uno y otro espacio.
Cuando comenzamos a pensar en este texto, nos hacíamos tres preguntas ambiciosas: ¿cuáles son las claves de la redimensión de las formas de control del capitalismo patriarcal y, en consecuencia, de los ataques a la vida? ¿Cuáles son los modos en que se están rearticulando las formas de sostenimiento de la vida, ahondando en las dimensiones invisibilizadas, feminizadas y racializadas del sistema? Y, finalmente, ¿de qué maneras se reinventan las formas de resistencia que intentan poner la vida en el centro ante el capitalismo patriarcal global? Obviamente, este texto no resuelve estas tres enormes cuestiones.
Pero estas han protagonizado el arranque del proceso de reflexión conjunta del que surgen estas páginas. En un primer capítulo, profundizamos en las ideas de sostenibilidad de la vida y el conflicto capital-vida. Creemos que estos conceptos constituyen actualmente una especie de “bien común”; un lenguaje compartido desde el cual podemos intentar comprender la actualización del capitalismo patriarcal colonialista. A continuación, nos adentramos en un terreno más novedoso: la triple concepción del cuerpo-tiempo-territorio, que pensamos que abre nuevas vías no solo de reflexión, sino de movilización. Posteriormente, exploramos dos fenómenos a los que creemos que necesitamos prestar particular atención, porque en ellos se dirimen elementos fundamentales de la rearticulación del sistema a nivel global. Por un lado, nos preguntamos si estamos presenciando un “salto de escalas” que encierra los procesos de sostenimiento de la vida en el marco estrecho de los hogares nucleares, vaciando el ámbito de lo común, a la par que somete estos hogares a la vigilancia y control de Estados reforzados. Por otro, indagamos en el proceso de digitalización, que constituye una clave para la rearticulación del control corporativo, insistimos en sus bases materiales y nos preguntamos qué significa articular resistencia feminista en este ámbito.
Hoy, quizá más que nunca, nos necesitamos unas a otras; necesitamos sentirnos juntas y revueltas para poder abrir miradas y evitar que se levanten muros que nos impidan ver que el mundo es grande y somos muchas. Estas páginas son un intento de seguir la conversación con todas aquellas que, arraigadas en nuestros territorios, pero conectadas a través de la distancia, intentamos hacer más vivible la vida colectiva y nuestra propia vida.
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