Franziska Giffey
Franziska Giffey

La repetición de las elecciones en Berlín y el dilema del partido socialdemócrata

Andreas Thomsen

Las elecciones a la Cámara de Diputados de Berlín y a las Asambleas de Concejales de Distrito que tuvieron lugar en septiembre de 2021 se repetirán el 12 de febrero, debido a la existencia de irregularidades en varios distritos electorales. A nivel del land[1] las elecciones de septiembre de 2021 dieron como resultado una clara mayoría a favor de continuar la coalición roja-verde-roja (socialdemócratas, verdes y el partido de izquierdas) que gobierna desde 2016. No obstante, en un primer momento, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) se mostró vacilante a la hora de seguir adelante con la coalición refrendada en las urnas. Su cabeza de lista, Franziska Giffey, prefería en un principio una coalición con Los Verdes y con los liberales del Partido Democrático Libre (FDP). Pero el cambio de alianzas que pretendía fracasó debido a la actitud reacia de Los Verdes y a la oposición dentro de su propio partido, por lo que finalmente la situación desembocó en una reedición de la coalición roja-verde-roja en el Gobierno local de Berlín.

Las elecciones de 2021 estuvieron acompañadas por el referéndum sobre vivienda “Expropiar ‘Deutsche Wohnen’ & Co.”[2]. El 59,1 por ciento de los votantes apoyó la iniciativa, que prevé la expropiación de consorcios constructores de viviendas que posean más de 3.000 viviendas en la ciudad. De este modo, la gran mayoría de berlineses y berlinesas otorgaron un mandato claro al nuevo Gobierno de la ciudad. Pero, antes de la votación, el SPD se había manifestado en contra del referéndum y la alcaldesa de Berlín, Franziska Giffey, no disimulaba su rechazo a poner en práctica las expropiaciones durante su mandato. Ambas cosas lastraron desde el principio al nuevo Gobierno de la ciudad-estado. Mientras que el SPD apostaba por intensificar la construcción de nuevas viviendas, en lugar de poner en práctica la decisión popular, Los Verdes se mostraban indecisos sobre las posibles expropiaciones. Solo DIE LINKE respaldó el resultado del referéndum, algo que les obligó a plantearse cómo cumplir el mandato popular frente a la resistencia masiva de la clase política y del lobby inmobiliario.

Como es sabido, el 12 de febrero no se celebrarán nuevas elecciones, sino una repetición de las de 2021. Pero nadie puede bañarse dos veces en el mismo río. Desde los comicios de septiembre de 2021 se han producido muchos cambios en el panorama político. La ofensiva militar rusa contra Ucrania y sus consecuencias han espoleado aún más la inflación y en el ínterin los precios de la energía y de los alimentos han experimentado una enorme subida. Eso ha hecho que la ciudadanía sufra la crisis de forma muy palpable y muchos vean peligrar sus condiciones de vida, a pesar del paquete de medidas de ayuda aprobado por el Gobierno Federal.

 

El breve debate sobre los sucesos de la noche de fin de año

A principios de enero, el agravamiento de la situación social quedó relegado a un segundo plano por el debate sobre los violentos sucesos que tuvieron lugar la noche de fin de año en varias ciudades alemanas, pero especialmente en Berlín. En el marco de este debate, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido conservador —tanto a nivel nacional como en el land de Berlín— hizo todo lo posible por incluir en la campaña electoral los temas de la “integración” y la “seguridad nacional”.  Mientras el presidente de la CDU, Friedrich Merz, utilizaba repetidamente estereotipos racistas (“moritos”) en las entrevistas televisivas, el partido regional dejaba bien claro que no estaba dispuesto a quedarse atrás. Cuando su grupo parlamentario preguntó en la Cámara por los nombres de pila de los sospechosos con pasaporte alemán detenidos en Nochevieja, se hizo evidente el contenido racista de su intervención y una vez más quedó clara ante la opinión pública la deriva derechista de la Unión desde la salida de Angela Merkel.

Pero, si la conservadora CDU creía que así iba a recuperar votantes de la ultraderechista AfD, las encuestas actuales demuestran que se ha equivocado. Algo que no es de extrañar, ya que los partidos populistas de derechas generalmente salen beneficiados cuando los partidos consolidados se mueven discursivamente en “su” terreno. En cualquier caso, el debate sobre los sucesos de la noche de fin de año se ha calmado y ha ganado objetividad, después de que los hechos hayan desmentido que los disturbios se debieran en primera instancia a un “problema de integración”.

Una vez disipada la humareda provocada por esos políticos tan proclives a la indignación, ha quedado claro que los temas esenciales que polarizan la atención en la ciudad apenas han cambiado desde las últimas elecciones. Prácticamente no se plantean cuestiones nuevas y, como se trata tan solo de repetir unas elecciones, tampoco se presentan nuevos candidatos o candidatas. A esto hay que añadir que el actual Ejecutivo berlinés solo lleva algo más de un año en funciones, por lo que ha transcurrido muy poco tiempo para que se produzcan cambios políticos.

 

Éxitos y contradicciones de la política social de la coalición roja-verde-roja en el Gobierno de Berlín

Tras las elecciones de 2021, Franziska Giffey, del SPD, quería reemplazar al tercer socio de la coalición, DIE LINKE, por los liberales del FDP. Pero la negativa de Los Verdes, así como cierta oposición dentro de su propio partido, frenaron sus propósitos. Actualmente se pueden distinguir en Berlín dos ejes centrales de polarización política: el primero de ellos es el de la transformación socioecológica, que se materializa en la ciudad de forma especialmente simbólica e intensa en la política de transporte. Este tema genera tensiones entre Los Verdes y el SPD. Desde la perspectiva de la alcaldesa socialdemócrata en funciones, un socio de coalición burgués, como el FDP, sería de gran ayuda en este contexto. El segundo eje de polarización es la vivienda, fundamentalmente en lo que se refiere a la socialización y la propiedad social. Últimamente ese eje se ha hecho visible de forma muy patente con motivo del referéndum “Expropiar ‘Deutsche Wohnen’ & Co.”. Desde el punto de vista de la alcaldesa, DIE LINKE es la fuerza antagonista en este ámbito, mientras que Los Verdes tienden a una cauta ambivalencia por lo que respecta al tema. Reemplazar a DIE LINKE como socio en la coalición por un partido liberal, defensor radical de la economía de mercado, habría sido sin duda una variante que habría permitido zanjar el problema, al menos de momento. Pero como eso no fue posible, a finales de 2021 esa situación conflictiva obligó a Franziska Giffey a formar de nuevo un Gobierno rojo-verde-rojo. Como contrapartida, DIE LINKE tuvo que ceder la cartera de Obras Públicas y Urbanismo, que pasó a manos del anterior responsable de Interior Andreas Geisel, del SPD.

Lo que vino después fue sin duda una sorpresa. Realmente el Gobierno tripartito de la ciudad puede hacer gala de haber logrado algunos éxitos notorios durante su breve mandato. En 2022 llegaron a Berlín más refugiados que en los años 2015/2016; alojarlos y abastecerlos ha supuesto un enorme reto que las berlinesas y los berlineses, y también la administración local, han conseguido superar de forma admirable prácticamente sin ruido. También se ha acometido de forma sistemática el programa Housing first (La Vivienda primero), para personas sin techo, así como los demás desafíos que entraña alojar a personas sin vivienda. Ante la situación creada por la crisis energética, la ciudad aprobó una moratoria de los alquileres para sus viviendas, y logró que grandes empresas constructoras de viviendas se sumaran a este requerimiento. Llegó el billete único de 29 euros para el transporte público, se prolongó y además se añadió una variante social de 9 euros. Además, la comisión de expertos y expertas creada expresamente para ocuparse de la puesta en práctica del resultado del referéndum “Expropiar ‘Deutsche Wohnen’ & Co.” constató en su informe provisional de finales de 2021 que el proyecto es básicamente factible. El plan consistiría en seguir manteniendo reuniones hasta el verano de 2023 para abordar las cuestiones todavía pendientes y luego, con toda probabilidad, el nuevo Gobierno de Berlín podría ponerse manos a la obra.

 

¿Quién gobernará Berlín?

En Berlín algunos partidos están muy igualados en lo que respecta a los votos que podrían conseguir. Por tanto, pequeños cambios en el resultado de las elecciones podrían tener grandes consecuencias. Al menos teóricamente. Por ejemplo, si la CDU gana 1,5 puntos porcentuales frente a los resultados de 2021 y el SPD pierde 1,5 puntos porcentuales, la CDU pasaría a ser la formación más votada. A no ser que Los Verdes ganaran un punto porcentual respecto a 2021. Entonces serían ellos el partido mayoritario. Por supuesto, la demoscopia no puede pronosticar con exactitud divergencias de ese calibre, así que se puede especular ampliamente sobre cuál de esos tres partidos tomará la delantera el 12 de febrero. Y eso hace más interesante aún la cuestión de qué es lo que podría pasar después de las elecciones.

Como las encuestas actuales sugieren que solo se producirán pequeños cambios en el resultado de los comicios, en realidad el tema que más interés suscita es saber qué partidos formarán el nuevo Gobierno local después de las elecciones y qué partido lo dirigirá.

En este contexto, la cuestión de quién accederá a la alcaldía dependerá solo indirectamente de qué partido obtenga los mejores resultados electorales. Eso queda claro sobre todo en el caso de la CDU: realmente tiene posibilidades de convertirse en el partido más fuerte, pero eso no le permitirá hacerse con la alcaldía mientras el Gobierno en funciones, compuesto por el SPD, Los Verdes y DIE LINKE, pueda defender su mayoría. El SPD no estaría muy dispuesto a formar parte de una coalición con la CDU como socio menor. En todo caso, dependiendo de cómo quedaran las cosas, una coalición encabezada por los conservadores alemanes solo sería posible con la intervención de otros dos partidos. Dado que Los Verdes berlineses y DIE LINKE han descartado formar coalición con la CDU, la única opción que tiene Kai Wegner, líder conservador en Berlín, de hacerse con el poder es en coalición con el SPD y los liberales del FDP.

Si se produce una victoria electoral de Los Verdes, estos se esforzarían sin duda por mantener el Gobierno en funciones bajo la dirección de su líder, Bettina Jarasch.

Por lo que respecta al SPD, la formación de Gobierno sigue estando bastante abierta en comparación con el resto de los partidos. Si se convierte en la fuerza más votada —o segunda, después de la CDU—, puede proseguir la coalición “roja-verde-roja” o bien tratar de reemplazar a DIE LINKE por el FDP. Para el SPD, esta última opción supondría la ventaja de que el land de Berlín estaría gobernado por los mismos partidos que la nación; ahora bien, ese intento de viraje ya fracasó en 2021. Si el SPD se convirtiera en el segundo partido más votado, por detrás de Los Verdes (pero por delante de la CDU), Giffey solo podría seguir siéndolo en coalición con la CDU y el FDP. Y quien conoce a Giffey sabe que ese podría ser un argumento de peso en pro de semejante coalición.

Desde la perspectiva de DIE LINKE, la cuestión de las opciones de Gobierno es bastante más sencilla porque, dependiendo de la situación, consiste únicamente en converger con el SPD y Los Verdes, independientemente de quién ocupe la alcaldía. En cualquier caso, está claro que la cuestión de si existen posibilidades reales de poner en práctica el resultado del referéndum “Expropiar ‘Deutsche Wohnen’ & Co.” y la reorientación que ello conlleva —consistente en un alejamiento del mercado en favor de la socialización de la vivienda— depende sobre todo de los resultados que consiga DIE LINKE en las elecciones. La participación de la izquierda en el Gobierno decidirá si se sigue defendiendo o si se abandona la exigencia —y con ella la oportunidad— de hacer realidad el resultado del referéndum.

 

El dilema de Giffey

El SPD y su alcaldesa están inmersos en una situación contradictoria: su política logra éxitos claros a nivel del land, pero eso se debe sobre todo a la política (social) que han contribuido a diseñar de manera decisiva los senadores de DIE LINKE, Klaus Lederer, Lena Kreck y Katja Kipping. Esos éxitos no habrían sido posibles con el FDP, el socio de coalición que en un principio deseaba Giffey. Por eso es de prever que sea precisamente la constelación roja-verde-roja el factor que pueda influir positivamente en el resultado electoral que obtengan los partidos en el parlamento local.

Probablemente después de las elecciones también existirá una mayoría para formar esa coalición. Pero de ningún modo se puede dar por seguro que realmente vaya a continuar la alianza de Gobierno. Así pues, dos cosas están claras: en primer lugar, si se sustituye a DIE LINKE en el tripartito por el FDP (o, lo que es bastante improbable, por la CDU), desaparecerá del orden del día la puesta en práctica del resultado del referéndum y los éxitos en política social antes mencionados también podrían echarse a perder. En segundo lugar, la formación del futuro Gobierno no solo dependerá de manera decisiva de qué partido gane las elecciones, sino también de cuántos votos pueda sumar el motor de la izquierda y de las políticas sociales locales.

[1] El land o estado federado es uno de los dieciséis entes autónomos que conforman la República Federal de Alemania. Berlín es una ciudad-estado.

[2] La campaña de la iniciativa ciudadana berlinesa “Expropiar ‘Deutsche Wohnen’ & Co en una consulta no vinculante, fue ampliamente aprobada por los berlineses y berlinesas. La propuesta apuesta por la expropiación de 200.000 viviendas

Pancarta de apoyo al referendum de vivienda en el Café Morgenrot de Berlín
Babewyn

Klaus Lederer, candidato de DIE LINKE a la alcaldía de Berlín
DIE LINKE