Sumar, tras conocer los resultados.
Sumar, tras conocer los resultados.

El bloque progresista logra una victoria pírrica en el Estado español

María del Vigo
  • El Partido Popular es el más votado, pero no tiene los apoyos necesarios para gobernar

  • Sumar obtiene más del 12% de los votos, y logra 31 escaños, 4 menos que Unidas Podemos en 2019

  • La formación de gobierno está en manos de los partidos soberanistas

Las elecciones celebradas ayer en España dibujan un escenario de bloques muy igualados y una única certeza: las derechas no podrán formar gobierno. El Partido Socialista tendrá que negociar con otros 6 partidos para que le den el sí para mantenerse en la Moncloa. Además, tendría que convencer a la derecha independentista catalana de Junts Pel Sí de que se abstenga. De lo contrario, el escenario será la repetición electoral.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (PSOE), convocó elecciones anticipadas el pasado 29 de mayo. Lo hizo apenas 12 horas después de que cerraran los colegios electorales para la convocatoria de las municipales y autonómicas. En número de votos, el resultado había sido muy ajustado para los dos grandes representantes del bipartidismo: los socialdemócratas del PSOE y los conservadores del PP. En términos de representatividad institucional, sin embargo, la debacle de Unidas Podemos supuso un notable avance de los conservadores.

Sánchez calculó que esperar a diciembre -fecha en la que estaban previstas las generales que se celebraron ayer- supondría un desgaste para su ejecutivo que daría la mayoría absoluta a las derechas. Adelantando la fecha, consiguió mantener la pulsión en las izquierdas, y minimizar las tensiones internas. Y le ha salido bien.

La fórmula de la ley electoral española hace que un mínimo porcentaje del voto pueda ser determinante en función de la circunscripción. Un ejemplo claro es que Sumar haya obtenido 31 escaños con el 12,30% de los votos. Dos menos que la ultraderecha de VOX, que logra 33 con el 12,39%. Es un buen resultado para Sumar, que sólo pierde 4 escaños con respecto a los obtenidos por Unidas Podemos en 2019 a pesar de las dificultades con las que han llegado a la campaña y del crecimiento del PSOE.

Una campaña que empezó con heridas abiertas en la izquierda

Podríamos decir que la campaña electoral ha durado casi dos meses. Sánchez salió de unas elecciones adelantando las siguientes, sin dar tregua ni a los partidos ni a la ciudadanía. La convocatoria pilló por sorpresa a todo el país, pero afectó especialmente a Sumar. Había 10 días para cerrar un acuerdo entre las distintas fuerzas que forman la nueva candidatura. Los seis meses previstos para ese trabajo se esfumaron con la rueda de prensa del Presidente en la mañana del 29 de mayo.

Lo explicó a la Oficina en Madrid de la Rosa Luxemburg Stiftung la copresidenta de Transform! Europe Marga Ferré, pocas horas después de que se cerrara el acuerdo: ha sido una negociación llevada a cabo “con muchos rencores, heridas abiertas y biografías dolidas, que han hecho muy difícil el diálogo”. El hecho de que las negociaciones dejaran fuera de la candidatura a la hasta ahora ministra de Igualdad, Irene Montero, provocó una fuerte reacción entre algunos sectores feministas en los primeros días de junio. En redes sociales, diversos perfiles de izquierda llegaron a pedir la abstención.

La herida no se ha cerrado del todo en estos casi dos meses. Son pocos los cargos de Podemos que han hecho campaña por Sumar, y lo han hecho con perfil bajo. Sin embargo, personalidades y colectivos que se veían en peligro ante la posibilidad de un gobierno con la extrema derecha, han acabado solicitando el voto a las izquierdas, con un mensaje que dejaba patente la ausencia de ilusión pero la necesidad de responsabilidad.

Cabe destacar la iniciativa de más de cien feministas, de distintas posiciones, que se unieron, en la última semana de campaña, en el manifiesto ‘13 Razones feministas para votar izquierda el 23J’. Entre las firmantes hay distintas opiniones, incluso encontradas, sobre algunos de los temas más controvertidos de los últimos años, como la ley trans. Apelaban a la responsabilidad destacando que “gracias a un movimiento feminista fuerte y diverso y a la complicidad del gobierno de coalición, las mujeres hemos avanzando en estos cuatro años en igualdad de oportunidades, en libertades y en una convivencia social más justa.”

Lo mismo hicieron después diversos colectivos antirracistas, que firmaron un manifiesto en el que hacían “un llamado popular a realizar un voto responsable, a todas las personas migrantes y aliadas, a los colectivos y comunidades, para frenar el avance de la derecha”. En el texto, denunciaban también la tibieza de los partidos de izquierda, y del propio gobierno de coalición, en materia de protección de derechos de las personas migrantes y racializadas, y exponían de nuevo sus demandas, entre las que cabe destacar la derogación de la Ley de Extranjería, el fin de las deportaciones forzosas y el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros.

Sumar contra las derechas

En la campaña de Sumar se han podido distinguir tres fases. La primera fase, allá por junio, fue avanzando a golpe de nombres propios con los que se conformaban las listas. La presencia mediática fue escasa, a pesar de algunos fichajes simbólicos como el de quien fuera responsable de la Secretaría Internacional de Podemos, Pablo Bustinduy; el economista de CCOO Carlos Martín Urriza; el exembajador de España ante la ONU, Agustín Santos Maraver; la activista por los derechos de las personas trans Elisabeth Duval; o la activista saharaui Tesh Sidi.

En una segunda fase, entrado oficialmente el tiempo de campaña electoral, Sumar ha hecho gala de los logros obtenidos por el Ministerio de Trabajo de su líder, y ha puesto sobre la mesa una serie de propuestas de futuro. Algunas se han entendido mejor que otras. Destacan la reducción paulatina de la jornada laboral, el encarecimiento de los despidos, el abaratamiento de la cesta de la compra y la herencia universal de 20.000€ a todas las personas en su vigésimo tercer cumpleaños.

En la recta final, las principales claves de la campaña electoral de Yolanda Díaz han sido dos: confrontar con el candidato del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y erigirse como voto útil para frenar a la ultraderecha. Díaz ha recordado en múltiples ocasiones que coincidió con Feijóo en el parlamento gallego, siendo ella diputada y él presidente del Gobierno autonómico. “Le conozco bien”, ha dicho la vicepresidenta en reiteradas ocasiones, para no perder después la oportunidad de recordar la fotografía del candidato del PP con el narcotraficante Marcial Dorado en el yate de éste, en 1995, cuando Feijóo era poco conocido pero toda Galicia, con una generación arrasada por el consumo de drogas y una extraordinaria movilización del colectivo Madres contra la droga, sabía quién era Dorado.

A Feijóo se le hizo larga la última semana de campaña, después de que una periodista de TVE, la televisión pública, señalara, en una entrevista en directo, que el candidato estaba aportando datos falsos sobre las pensiones. Díaz volvió al “le conozco bien” para aseverar después que es un “mentiroso compulsivo”, recordando actuaciones del candidato en su etapa como presidente de Galicia. El candidato del Partido Popular rechazó, de hecho, participar en el debate de TVE junto PSOE, Sumar y VOX. Su argumento: no tomaría parte en un debate en el que no están presentes las fuerzas regionales de PNV, ERC y Bildu. Los tres partidos participaron el 13 de julio en un debate a 7, en el que fueron representados por sus portavoces parlamentarios. Es decir: también sin Feijóo. El del PP sólo ha participado en un cara a cara con Sánchez, en una televisión privada, en el que también difundió mentiras. Esta vez, sin intervención de los moderadores.

Así, en el debate que se celebró en la radio televisión pública el 19 de julio, participaron únicamente Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y el ultraderechista Santiago Abascal (VOX). La decisión del líder del PP, que declinó la invitación, es inaudita. Sánchez y Díaz supieron aprovecharla para, en el propio debate, visibilizar una complicidad entre ellos que se posicionaba como alternativa al tándem de Feijóo con Abascal.

A pesar de esa complicidad que dejó clara el bloque progresista, Díaz marcó distancia con Sánchez recordando la línea roja en materia de pensiones: “la edad de jubilación no se va a aumentar”, dijo. También puso distancia en materia de vivienda, que ha sido uno de los caballos de batalla de Unidas Podemos en la recién terminada legislatura y que se ha topado siempre con el muro del PSOE.

Yolanda Díaz presentó a Sumar como fuerza decisiva, que se jugaba el tercer puesto con VOX y, por tanto, la llave para formar gobierno. Y resaltó su voluntad de gobernar con Sánchez “para seguir ganando derechos y para evitar un gobierno en contra de las mujeres y las personas LGTBIQ+”.

Sánchez hace campaña con los logros de Díaz

El secretario general del PSOE ha hecho una muy buena campaña en términos comunicativos, con excelentes entrevistas en los programas de mayor audiencia televisiva. El presidente fue capaz de confrontar con algunos de los periodistas más populares del país, que alimentan los bulos de la extrema derecha a diario, y de desmentirles en directo. En paralelo, ha mostrado una cara más amable, tranquila y distendida en diversos espacios cuyo público objetivo es la generación Zeta. Ha salido sorprendentemente airoso.

Sus entrevistas han sido muy alabadas también en las redes sociales, que se han ido animando a medida que avanzaba la campaña haciendo cada vez más memes con el insulto más utilizado por la derecha: Perro Sánchez, resignificado en positivo. De alguna manera, la estrategia de campaña de Sánchez ha conseguido salir del marco de la derrota y abrir una ventana al optimismo.

Sin embargo, en cuanto al contenido de la campaña del PSOE, es destacable el hecho de que las grandes medidas de las que presume no habrían sido aprobadas de no ser por Unidas Podemos. La subida del Salario Mínimo Interprofesional, que ha pasado de 735,90€ a 1.080€ en una legislatura, es un logro de Yolanda Díaz. La subida de las pensiones equiparándolas al IPC es una reivindicación del movimiento de pensionistas que se ha hecho realidad gracias a la presión de Díaz. Sin embargo, han sido dos de las grandes banderas del PSOE en esta campaña electoral.

La formación de gobierno depende de los partidos soberanistas

Los grandes protagonistas de la campaña electoral han sido el presidente del Gobierno y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, y el candidato del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. El Congreso de los Diputados es la cámara baja del parlamento español y consta de 350 escaños. Una semana antes de los comicios, al cierre de las últimas encuestas, tanto el PSOE como el PP contaban con la posibilidad de conseguir 150 escaños. Y ambos partidos lo consideraban un buen resultado. Ya dejaban claro que la formación de Gobierno estaría en mano de las alianzas, incluso contando con un resultado muy superior al que han obtenido.

Sumar (la izquierda) y VOX (extrema derecha) se han disputado la tercera posición en todas las encuestas. Han sido los ultras quienes la han conseguido, con dos escaños más que el partido de Díaz. Pero la formación de gobierno no depende sólo de estos dos partidos, sino de las fuerzas soberanistas.

El bloque progresista, que permitiría a Pedro Sánchez revalidar el Gobierno, cuenta, además de con los 122 escaños del PSOE, con los 31 de Sumar. A partir de ahí, Sánchez tendría que negociar el apoyo de las izquiedas soberanistas vasca y catalana de Bildu y ERC, con 6 y 7 escaños respectivamente, que en 2019 se abstuvieron. En principio, los conservadores vascos del PNV, con 5 escaños, han asegurado que no darán su apoyo a un gobierno con la ultraderecha de VOX, así que cabe pensar que apoyarán el de Sánchez, como lo hicieron en 2019. Lo mismo cabe esperar del Bloque Nacionalista Galego, que tiene 1 escaño. Esto sumaría un total de 172 escaños, insuficientes para mantener a Sánchez en el Palacio de la Moncloa si no se abstienen los 7 diputados de Junts Pel Sí, ya que PP tiene 136 votos en contra, a los que se suman los 33 de Vox, más los 2 de Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro.

La portavoz de Junts Pel Sí, Míriam Nogueras, dijo en su primera intervención tras conocer los resultados que no cuenten con ellos para formar un gobierno de izquierdas. Su líder, Carles Puigdemont, desde el exilio tras la celebración del referéndum de independencia en 2017, lanzó un mensaje algo más esperanzador para Sánchez, que cerró con un ”debemos seguir defendiendo a Catalunya contra quienes nos quieren liquidar la lengua, la cultura, la nación”.

En conclusión: Formar un gobierno progresista es posible, pero no sencillo. Si la situación se bloquea y se convocan unas nuevas elecciones, habrá que prestar atención a lo que pasa en las derechas. En la noche electoral, el líder ultraderechista Santiago Abascal cargaba las tintas contra el candidato del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. En la sede del PP, la militancia interrumpía su discurso para corear el nombre de la presidenta del PP Madrileño, Isabel Díaz Ayuso, que lidera la corriente trumpista del partido.