Beatriz Gomes (Bloco de Ezquerda): «En materia de antirracismo no podemos permitirnos ninguna autocomplacencia»
A pocos meses de las elecciones europeas de 2024, los partidos socialistas democráticos de todo el continente están preparándose para la campaña electoral. Las condiciones para la izquierda varían en toda Europa, donde algunos partidos se aprestan a mantener o mejorar sus resultados anteriores, mientras que otros pugnan por mantenerse a flote, por no hablar de los Estados miembros de la UE en los que la izquierda carece de cualquier tipo de representación parlamentaria.
Dos países en los que la izquierda ha sufrido reveses recientemente son Alemania y Portugal. Die Linke, el partido socialista democrático alemán surgido de la fusión de dos partidos más pequeños a mediados de la década de 2000, ha tenido que hacer frente a una serie de severas derrotas electorales, pero hace poco ha anunciado un ambicioso programa de campaña en un intento de dar la vuelta a la situación a tiempo para las elecciones federales de 2025. En Portugal, el Bloco de Esquerda, que también surgió de la fusión de partidos más pequeños, vio cómo la fortuna se le torcía en las elecciones de 2022, tras una década de creciente influencia política.
Las elecciones europeas del próximo año supondrán un indicador importante de la recuperación de ambos partidos y de sus perspectivas de futuro. Mientras ambos partidos se disponen a entrar en campaña, Anna Schröder, de la Fundación Rosa Luxemburg, habló con la ex diputada del Bloco Beatriz Gomes Dias para conocer mejor los retos a los que se enfrenta el Bloco y lo que otros partidos europeos pueden aprender de su experiencia.
Has sido activista durante muchos años, diputada en el Parlamento portugués y concejal en el ayuntamiento de Lisboa. ¿Cómo te politizaste y qué te llevó a ingresar en el Bloco de Esquerda?
Mi primera politización vino por la necesidad de pensar estrategias para luchar contra el racismo y superar la discriminación racial, ya que fue la primera desigualdad que sufrí y quería entenderla mejor. Así que me metí en un grupo llamado SOS Racismo, una organización antiracista, y eso me acercó al Partido Socialista Revolucionário (PSR), uno de los partidos fundadores del Bloco de Esquerda.
Como joven estudiante, participé también en una campaña contra las pruebas de acceso a la universidad, así como en manifestaciones contra las tasas universitarias. Luchábamos por la igualdad de acceso y de oportunidades. Algunas de las reuniones tuvieron lugar gracias al apoyo del PSR. Más tarde, ya como profesora, participé en una gran lucha contra la creación de dos categorías diferentes de profesores: una en el nivel inferior y otra en el nivel superior de la estructura profesional. Luchamos contra las diferencias salariales, de oportunidades y de participación en la vida escolar. Durante esa gran movilización ingresé en el Bloco de Esquerda.
El Bloco de Esquerda surgió en 1999 como una fusión entre distintas corrientes políticas de extrema izquierda, incluido el trotskismo y el marxismo-leninismo más ortodoxo. ¿Qué ha hecho el partido para forjar una cultura y una perspectiva política compartidas?
Cuando se formó el Bloco de Esquerda, se trató de una fusión de tres corrientes políticas diferentes: Trotskistas, marxistas y socialistas. Para mí fue muy interesante formar parte de este proceso; pensaba que era un instrumento muy poderoso para cambiar la sociedad portuguesa y sigo pensando que lo es.
El Bloco de Esquerda es el partido más progresista de Portugal. Ofrece el espacio, las herramientas y el marco para luchar contra el racismo, la discriminación y la desigualdad. Es el partido más cercano a los movimientos sociales y es capaz de traducir sus reivindicaciones en iniciativas políticas. Como miembro de SOS Racismo y activista en los movimientos sociales antes de convertirme en parlamentaria, tuve la oportunidad de llevar a la práctica sus reivindicaciones en el interior de las instituciones políticas.
¿Es hoy el Bloco de Esquerda un partido unido o sigue siendo una coalición de grupos distintos?
Creo que es un partido unido, pero no estamos de acuerdo en todos los temas. Tenemos debates internos muy fuertes. Los debates dentro del partido son muy importantes porque nos mantienen en movimiento. No podemos ser complacientes con nuestra posición, así que tenemos que seguir pensando las decisiones que hemos adoptado, las estrategias que estamos aplicando y cómo podemos representar mejor nuestras ideas políticas y nuestro proyecto político.
Sin duda esto es un punto fuerte. Tenemos que seguir reflexionando, debatiendo entre nosotros y reforzando nuestra democracia interna, asimismo, tenemos que ser capaces de hacer cambios. Esto incluye, por ejemplo, reflexionar sobre nuestra diversidad, sobre cómo estamos estructurados, quién decide nuestras políticas, quién representa al partido y cómo lo hace.
Creo que tenemos que incluir más a los movimientos sociales en nuestros debates. Tenemos que salir más a la calle y hablar más con la gente. Todos estos debates son muy importantes.
En Die Linke se debate a menudo sobre si es deseable la participación en el gobierno federal y también ha formado parte de varios gobiernos regionales. El Bloco respaldó el gobierno minoritario del Partido Socialista dirigido por António Costa entre 2015 y 2019 mediante un apoyo parlamentario sin participación en el gobierno. Después de las elecciones de 2019, en las que tu partido obtuvo un resultado sorprendentemente bueno, el Bloco volvió a la oposición, pero perdió la mitad de sus votos en las elecciones de 2022. ¿Cómo analizó el partido esta derrota y cómo ha influido en la cuestión general de la participación en el gobierno?
Nuestro apoyo al Gobierno fue un momento importante. Habíamos dejado atrás un periodo muy duro, con la Troika en Portugal. La derecha estaba en el gobierno, la emigración era muy elevada, hubo una caída de los salarios y mucha gente se empobreció durante ese periodo. El Bloco de Esquerda decidió apoyar al gobierno socialista basándose en la idea de crear una nueva forma de política que pudiera dar alguna esperanza a la población. Uno de los objetivos era terminar con algunas de las políticas aplicadas por el partido de derechas y la Troika.
La firma de ese acuerdo fue muy importante para sacar al país de un periodo tan difícil. Pero no fue suficiente. En 2019 queríamos ir más lejos en este proceso y recuperar algunos derechos de los trabajadores y proteger los servicios públicos del país. Queríamos seguir mejorando la vida de la gente, aumentar los salarios, mejorar las relaciones laborales, luchar contra la precariedad y la explotación, mejorar la carrera profesional de médicos y profesores y conseguir mejores pensiones para las personas mayores. Pero vimos que el camino emprendido por el gobierno socialista era contrario a nuestros objetivos. Por eso votamos en contra del presupuesto.
Por desgracia, no teníamos el apoyo de la población para formar la oposición necesaria. Nuestra decisión no fue bien entendida por la gente y no tuvimos tiempo de explicar todas las cosas que sabíamos que iban a ocurrir y que la gente está padeciendo ahora. Asimismo, hubo una puesta en escena por parte del Partido Socialista, afirmando que eran el único baluarte contra la entrada en el gobierno del partido de extrema derecha.
El pasado mayo, el Bloco celebró en Lisboa su decimotercera Convención Nacional, tras las difíciles elecciones de 2022. El partido tiene una larga historia de renovación, división y recuperación. ¿Cómo describirías su situación actual?
En 2022, sufrimos un revés electoral muy grande y perdimos 14 diputados. Yo tampoco fui reelegida. Es muy difícil cubrir ahora todas las áreas en las que trabajábamos antes del retroceso electoral.
Sin embargo, según las encuestas, estamos creciendo. Creo que nos estamos recuperando de la derrota sufrida. Ahora estamos en condiciones de reconstruirnos y recuperar una representación parlamentaria más fuerte, que es crucial para poder ejercer una influencia en la política como la que teníamos.
¿Cuáles son las prioridades estratégicas del partido para el próximo periodo?
Una de nuestras prioridades es defender los servicios públicos, que están siendo atacados. Los profesionales abandonan la sanidad pública para trabajar en el sector privado, financiado por el Gobierno. De hecho, se están retirando recursos del Servicio Nacional de Salud. El 40 por cien del presupuesto del Ministerio de Sanidad se destina a contratos con el sector privado. Esto es inaceptable.
Los profesionales se marchan porque no tienen perspectivas de carrera, por los bajos salarios y las muchas horas extraordinarias. Tenemos los mismos problemas en la enseñanza pública: salarios bajos, jornadas laborales muy largas y ninguna perspectiva de carrera. Por eso el Bloco de Esquerda participa en la movilización para defender el Servicio Nacional de Salud y el sistema público de enseñanza.
Otra prioridad es apoyar las movilizaciones alrededor de la justicia climática. La crisis climática mundial afecta a todos los aspectos de la vida: a los problemas sociales, al trabajo y a la toma de decisiones políticas. Luchamos por la descarbonización, por una reducción rápida y drástica de las emisiones de CO2 y por el fin de los combustibles fósiles.
Otra prioridad asociada para nosotras es la lucha por los derechos de los trabajadores y contra la explotación, la precarización del trabajo y la desigualdad. El corazón de todas nuestras propuestas políticas es construir una vida mejor para todos. Por eso, el Bloco de Esquerda da prioridad a los sectores más precarios y presenta las propuestas legislativas correspondientes.
El partido apoya a todas aquellas personas que luchan contra el racismo y la discriminación; las luchas por los derechos de los inmigrantes y de las comunidades racializadas en Portugal son también algo central en nuestro proyecto.
Hablaste sobre cómo se organiza la comunidad negra en Portugal en la conferencia internacional «Black Europe», celebrada en Berlín el año pasado, patrocinada por la Fundación Rosa Luxemburgo y la Iniciativa de las Personas Negras en Alemania. ¿Puedes explicar más detalladamente qué papel desempeñan el racismo y el antirracismo en la política del Bloco?
El Bloco ha contribuido considerablemente a esta discusión, pero la fuerza más importante que ha hecho avanzar el país en la lucha contra el racismo han sido los movimientos sociales. Gracias a nuestra excelente relación con los movimientos sociales, el Bloco de Esquerda consiguió llevar el debate al Parlamento. Un ejemplo son las leyes de protección de los inmigrantes aprobadas en 2018. Por desgracia, otra propuesta de ley de criminalización del racismo llevada al parlamento por el Bloco no fue aprobada, pero el partido fue capaz de forzar a los demás partidos políticos a reflexionar sobre cómo combatir el racismo, la desigualdad y la discriminación en la sociedad portuguesa.
Lo decisivo es que los representantes electos sitúen la lucha contra el racismo en un lugar destacado de la agenda política, pero tenemos que hacer más. El Bloco desempeña un papel importante, pero las condiciones en las que tuvo lugar el debate en el Parlamento no fueron tan progresistas como nos hubiera gustado a los movimientos sociales. Seguimos presionando a los partidos políticos para que avancen más rápido, por ejemplo en la protección de los inmigrantes contra la explotación y la precariedad. Nos toca desempeñar un papel importante en este debate, pero no podemos permitirnos ninguna autocomplacencia.
Dentro de esta temática, estamos asistiendo a un alarmante ascenso de las fuerzas de extrema derecha en toda Europa. Lo vemos en figuras como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, del partido posfascista Fratelli d’Italia, o la francesa Marine Le Pen, del Rassemblement National. En las elecciones de este año en Grecia, dos pequeños partidos de extrema derecha consiguieron entrar en el Parlamento, mientras que en Alemania Alternative für Deutschland (AfD) está subiendo en las encuestas. ¿Ves un peligro parecido en tu país?
Sí. En Portugal, la extrema derecha está creciendo y ha aumentado su representación parlamentaria. El partido de extrema derecha Chega es ahora mismo el tercer partido político más fuerte en el Parlamento, con 12 parlamentarios. Utilizan el discurso del odio para movilizar a sus seguidores.
El crecimiento de las fuerzas de extrema derecha se apoya en ideas que se alimentan mutuamente: por un lado, el deterioro de las condiciones de vida de muchas personas y un cierto resentimiento entre la población. Por otro lado, existe un racismo estructural en la sociedad portuguesa que ofrece el combustible para movilizar ese resentimiento. El racismo estructural crea la idea de un «Otro» que es responsable de todos los problemas de tu vida. Ese fue el principal motivo del buen resultado de Chega. El partido no presenta ninguna solución que pueda mejorar la vida, sino que utiliza esa idea del «Otro» que ya existía en la sociedad portuguesa.
Portugal, al igual que España y Francia, es un país con múltiples partidos importantes a la izquierda de la socialdemocracia. ¿Ves alguna perspectiva de unidad de la izquierda en Portugal, en un sentido parecido a los procesos que hemos visto en España y Francia?
Creo que depende de la situación. Nosotros apoyamos al gobierno y aquello fue muy importante y una experiencia muy exitosa porque pudimos mejorar las condiciones de vida de diferentes maneras. Cuando vemos ahora al Partido Socialista, con su mayoría absoluta en el Parlamento, vemos políticas más cercanas a las propuestas de la derecha. Lo que necesitamos es empujar al Partido Socialista más a la izquierda. Es lo que estamos haciendo con nuestras intervenciones parlamentarias y con la alianza con los movimientos sociales. Tal vez podríamos volver a formar una alianza de partidos de izquierda similar a la que formamos en 2015, pero la prioridad tiene que ser empujar a los socialistas hacia la izquierda.
¿El apoyo parlamentario al gobierno socialista junto con el Partido Comunista Portugués (PCP) representó una especie de unidad de la izquierda?
Bueno, fue solo un apoyo parlamentario, no formábamos una coalición de gobierno. No entramos en el gobierno con los socialistas. En ese sentido, es diferente de la coalición que surgió en Francia o de lo que vemos en España con Pedro Sánchez y Yolanda Díaz gobernando juntos.
Mantuvimos la independencia programática de cada partido —los socialistas, los comunistas y nosotros—, pero fuimos capaces de acordar algunas medidas que permitieron la convergencia entre los distintos partidos. Tenemos nuestro propio programa y nuestras propias ideas y las defendemos. Después de las elecciones, podremos hablar y esperamos encontrar un consenso.
Las coaliciones también son interesantes para las próximas elecciones europeas que tendrán lugar entre el 6 y el 9 de junio de 2024. ¿Cuál es la perspectiva del Bloco con vistas a las elecciones europeas?
Una cosa que queremos defender es la independencia del país. Algunas normativas europeas contraen los salarios aquí en Portugal y obligan a transferir riqueza del trabajo al capital. Tenemos que hacer frente a todas esas normativas y reglamentos que tienen un enorme impacto en la población portuguesa.
Otra prioridad en las próximas elecciones europeas es la política migratoria de la UE, incluida la labor de Frontex, que es muy restrictiva, por no decir otra cosa. Europa necesita la migración pero adopta políticas que ponen a los migrantes en situaciones muy vulnerables y los exponen a distintas formas de explotación.
En la actualidad, el Bloco de Esquerda cuenta con dos diputados en el Parlamento Europeo. Sería estupendo mantener o incluso aumentar esta representación. En 2009 obtuvimos un gran resultado, con tres europarlamentarios, un resultado que nos gustaría repetir. También será importante obtener una mayor representación de la izquierda en el conjunto del Parlamento Europeo para reducir el poder de la extrema derecha. Con una izquierda fuerte podemos frenar el auge de la extrema derecha, proteger mejor los derechos civiles y hacer frente al racismo y la xenofobia.
¿Cómo valoras la situación de la izquierda en Europa? La gran mayoría de los partidos no se encuentran en una situación particularmente buena. ¿Hay razones comunes y acaso soluciones comunes?
La izquierda europea debe abordar con mayor vigor las cuestiones de la igualdad y el cambio climático. Estas son las cuestiones que la población quiere debatir. Tenemos que luchar contra la desigualdad. Tenemos que luchar contra la exclusión social. Tenemos que luchar contra las ideas conservadoras que la extrema derecha está imponiendo en el debate político.
Tenemos que encontrar estrategias unitarias para derrotar a la derecha. No tenemos que aceptar los términos que tratan de imponer en los debates políticos y públicos. Tenemos que defender los avances que ya se han conseguido, como el derecho al aborto o los derechos de las comunidades LGBTQ. Tenemos que defender todos los avances que hemos conquistado como sociedad.
A veces los partidos de izquierda no son tan progresistas en sus propuestas como podrían serlo. Creo que deberían ser más osados en sus propuestas y adoptar posturas más vigorosas. De esa manera, seríamos capaces de movilizar más apoyo popular.