picture alliance / Anadolu | Rasid Necati Aslim

La guerra de Israel destruyó el sistema sanitario de Gaza

Sari Harb
Una entrevista con el cirujano británico-palestino Dr. Ghassan Abu-Sittah

La guerra que se despliega en la Franja de Gaza desde el ataque de Hamás 7 de octubre de 2023 ha sometido a sus dos millones de residentes a un nivel de destrucción sin precedentes en la historia de la región. Ya sean hogares, hospitales o colegios, nada ha estado a salvo de los bombardeos casi continuos de Israel, lo cual, de acuerdo con las estimaciones de Naciones Unidas, ha resultado en destrozos, cuando no la completa destrucción, de más del 60% de los hogares y del 84% de los centros sanitarios.

El Dr. Ghassan Abu-Sittah es cirujano reconstructivo británico-palestino y actual Rector de la Universidad de Glasgow. Ha trabajado en la Franja de Gaza en numerosas ocasiones, la última al comienzo de la ofensiva actual.

Pocos conocen mejor el alcance de los destrozos sufridos por los centros sanitarios de Gaza que el Dr. Ghassan Abu-Sittah, un médico británico-palestino especializado en cirugía plástica reconstructiva y residente en Londres que entró en Gaza el 9 de octubre por el paso fronterizo de Rafah antes de que se cerrara y pasó allí 43 días, constatando de primera mano los costes humanos de la guerra.

El Dr. Abu-Sittah saltó a los titulares al principio de este mes de mayo cuando se le prohibió la entrada a Alemania para participar en la Conferencia Palestina en Berlín, una reunión pro-palestina que se enfrentó a una insólita presencia policial y fue abruptamente cancelada dos horas después de empezar. Antes de la prohibición, pudo hablar sobre sus experiencias en Gaza y sobre lo que necesita allí la gente para la reconstrucción en una entrevista con Sari Harb, de la Oficina de Ramallah de la Fundación Rosa Luxemburg,

Dr. Abu-Sittah, usted llegó a Gaza el 9 de octubre, cuando los combates ya habían comenzado. ¿Cómo logró entrar?

Fue el lunes 9 de octubre. Estaba esperando ante el paso fronterizo de Rafah a las 8:00 de la mañana, una hora antes de su apertura. Cuando se abrió a las 9:00, entré y se me hizo evidente que el paso estaba vacío. El proceso, por lo general largo, llevó muy poco tiempo.

La decisión, al igual que en 2014, era que me alojaría en casa de mi tío, que está a 10-15 minutos a pie del Hospital Al-Shifa, en el barrio de Rimal, en la ciudad de Gaza. Tomé un taxi desde Rafah hacia la casa. A la media hora de llegar al barrio, me di cuenta de que lo estaban evacuando entero. Las calles estaban llenas de familias con sus criaturas, equipaje y colchones. Estaban huyendo. El ejército israelí había llamado por teléfono a la gente para decirle que abandonara sus casas, porque iban a atacar Rimal.

Tomé la decisión de no quedarme en casa de mi tío. En lugar de ello, me fui a casa de mi primo, que está más cerca del hospital. Al llegar, comenzaron los intensos bombardeos. Cada dos minutos, la casa entera temblaba por las bombas. Aquella noche hubo 350 ataques aéreos sobre la ciudad de Gaza. Me quedé atrapado en la casa hasta primera hora del martes.

El martes por la mañana hubo una pequeña pausa de las bombas y pensé que era un buen momento para intentar volver a casa de mi tío, recuperar mis pertenencias e ir al Hospital de Al-Shifa. Decidí ir caminando. Ahí fue cuando me di cuenta de la intensidad de lo que estaba sucediendo. Había calles enteras completamente arrasadas. Había cráteres en la calle de hasta quince metros. Nunca había visto tanta destrucción, menos aún perpetrada en una sola noche.

El nivel de los destrozos era atroz. Después de caminar por los diferentes cráteres de las calles, llegué a casa de mi tío. Estaba muy destrozada. Logré encontrar mi maleta debajo de los escombros y me fui a pie al Hospital de Al-Shifa. Llegué a Al-Shifa en la mañana del 10 de octubre.

Con la perspectiva que le dan los últimos seis meses, ¿cómo describiría la situación del hospital en octubre?

Era evidente que el hospital estaba sometido a mucha presión. Llegaban ambulancias a cada minuto, cada una de ellas con cuatro o cinco personas heridas. El hospital estaba totalmente desbordado. Me incorporé a la unidad de quemados del hospital, que es donde está la especialidad de cirugía plástica. La Franja de Gaza tiene un máximo de 2.500 camas hospitalarias. Solo en la mitad de la segunda semana de la guerra, hubo 6.500 personas heridas. Así que pueden imaginar la velocidad a la que ya no quedaba ni un centímetro de cama sin ocupar.

“En los 43 días que pasaron desde el momento en que entré en Al-Shifa hasta el día en que me marché, viví entre hospitales.”

Se empezó a poner a las personas heridas en colchones en la zona de urgencias, se les dejaba en el suelo de los pasillos y en las salas de espera. Al final, había hasta colchones fuera del edificio para acoger a las personas heridas. El Ministerio de Sanidad instaló unas carpas grandes, que también se transformaron en salas del hospital.

El 1 de abril, un segundo ataque israelí contra el hospital culminó con su destrucción total. ¿Qué impacto tendrá esto en Gaza?

El Hospital Al-Shifa comportaba el 30% de la capacidad del sistema sanitario de la Franja de Gaza. Al destruirlo hasta tal extremo, los israelíes han hecho imposible su reconstrucción, así que ahora habrá que construir un nuevo hospital desde cero. Por el momento, se ha logrado que Gaza no tenga un sistema sanitario funcional y se vuelva inhabitable.

Se fue de Gaza tras 43 días de guerra. ¿Por qué?

Me movía de hospital en hospital, allí donde hacía falta. El día 40, tuve que desplazarme del norte al sur, porque nos habíamos quedado sin medicación en el hospital árabe Al-Ahli de Gaza y ya no podíamos hacer operaciones. Una vez en el sur, estuve en el Hospital Al-Awda, del campo de refugiados de Nuseirat, donde me limitaba a ayudar cambiando vendajes en la zona de urgencias. Enseguida me di cuenta de que todo el sistema en el sur estaba paralizado por la falta de combustible y de medicación. No podía funcionar. El problema no era la falta de personal médico y cirujano, sino que el sistema no tenía capacidad. Ese fue el motivo por el que me marché.

¿Cómo llevaba el día a día como médico en tiempos de guerra?

En los 43 días que pasaron desde el momento en que entré en Al-Shifa hasta el día en que me marché, viví entre hospitales —moviéndome entre ellos y la ambulancia. En el Hospital de Al-Shifa, me despertaba a las 6:00 de la mañana, me iba a comentar la situación de los pacientes con otras personas, tanto médicas como integrantes del equipo, y elaboraba un listado de las operaciones que había que hacer. Empezaba a operar y seguía hasta la 1:00 de la mañana, parando solo para comer algo. En ocasiones, dormía en uno de los colchones sobre una camilla. Había veces donde podían pasar tres o cuatro días sin que saliera del quirófano.

¿Puede comentar los informes sobre la hambruna en Gaza, en particular en la zona norte?

Si lo pensamos en términos históricos, la hambruna siempre ha sido parte integrante de la maquinaria del genocidio, desde la hambruna irlandesa, hasta la india o la africana. En realidad, Israel no ha inventado nada nuevo al utilizarla.

“En Gaza se ha creado un ecosistema de guerra total que modelará la salud de la gente durante las próximas décadas”

La única solución es dejar que la ayuda entre sin ningún tipo de impedimento. El 18 de marzo, asistimos a ataques israelíes contra policías palestinos que estaban intentando organizar la distribución de la poca ayuda llegada al norte de Gaza, con el objetivo de imponer el caos y de que, si lograba entrar ayuda, la desorganización y los saqueos alteraran por completo su reparto. Se ha hecho evidente que los israelíes quieren utilizar el hambre como arma en su guerra genocida, del mismo modo en que han usado las enfermedades infecciosas al destruir la infraestructura (abastecimiento de agua, consultorios e higiene básica) necesaria para impedir su propagación.

Ahora está de regreso en Londres. ¿Qué ha estado haciendo después de dejar Gaza?

En estos momentos, hay 300 estudiantes de medicina de Gaza que deberían estar licenciándose en junio de 2024 pero, por supuesto, han perdido esa posibilidad. Así que he estado trabajando para encontrar plazas en facultades de medicina para estos 300 estudiantes de último curso. Es muy importante salvar las carreras de estos 300 futuros profesionales de la medicina. He estado viajando por la zona, tratando de convencer a facultades de medicina para que les den una plaza y puedan cursar su último año en el extranjero, pudiendo así obtener su licenciatura.

También estoy trabajando en un proyecto cuyo objetivo es trasladar al Líbano a algunos de los niños y niñas heridos para que reciban tratamiento en la Universidad Americana de Beirut, porque hay mucha experiencia en cirugía de guerra en Líbano y, en verdad, lo que intento sobre todo es defender el fin de la guerra y del genocidio y tratar que la gente empiece a pensar en cómo hay que reconstruir el sistema sanitario en Gaza.

¿Qué necesita ahora Gaza para reparar la infraestructura de su sistema sanitario?

La guerra ha destruido por completo el sistema sanitario. Los israelíes han matado a 345 personas, entre médicas y enfermeras. De los 36 hospitales de Gaza, el único que queda es el Hospital Europeo, mientras que el Hospital Shuhada al-Aqsa, en Deir al-Balah, está ya solo parcialmente operativo.

Tenemos que reconstruir los hospitales y tenemos que volver a formar al personal. Hay que tratar a más de 70.000 personas heridas. También hay personas con enfermedades crónicas que no han recibido el debido tratamiento, por lo que estas se han agravado. Personas con tensión alta o con problemas de corazón o diabetes llevan sin seguimiento durante más de seis meses.

Aparte del propio sistema sanitario, la destrucción ha tenido un impacto sobre todos los aspectos de la salud. Cuando destruyes las plantas potabilizadoras y de tratamiento de aguas residuales, como han hecho los israelíes, se genera una explosión de enfermedades infecciosas. Cuando privas a la gente del acceso a la alimentación, en particular a la infancia, quienes no mueren de malnutrición severa, padecerán malnutrición crónica y problemas de salud asociados a la malnutrición crónica.

En definitiva, ¿qué ha pasado en Gaza? Se ha creado un ecosistema de guerra total que modelará la salud de la gente durante las próximas décadas. Si aspiramos a reconstruir el sistema sanitario, hay que tratar de desmantelar ese ecosistema de guerra.