La izquierda española, resquebrajada, afronta los comicios europeos con bajas expectativas

María del Vigo

Según las encuestas, en el mejor de los casos el Estado español aportará a The Left 4 diputados; En el peor, medio.

El PSOE está en fase de rearme mientras los partidos a su izquierda se diluyen

Las derechas, instaladas en el bulo, azuzan la crispación

En el Estado español todos los indicadores parecen señalar en la misma dirección: nos encontramos ante un cierre de ciclo en el que el llamado espacio del cambio está en una fase de repliegue e incluso de desaparición en muchos territorios. Importantes desavenencias internas entre las izquierdas, unas derechas y ultraderechas instaladas en el bulo y la crispación, y una socialdemocracia que se ha puesto de perfil durante años, han dado como resultado una sociedad dividida entre la polarización mediática y discursiva, y la desafección de las mayorías.

La irrupción de Podemos y de las iniciativas municipalistas del espacio del cambio a partir de 2014 pusieron en jaque el bipartidismo. 10 años después, la tendencia parece indicar una vuelta al mismo, tanto a nivel estatal como a nivel regional en las zonas en las que hay una tensión independentista, donde la pugna por el poder se da entre una derecha y una izquierda soberanistas. Quienes se ilusionaron con la aparición de un sujeto político que planteaba la España plurinacional como solución a las tensiones territoriales han desaparecido o están huérfanos políticamente.

Desde que Sumar y Podemos saldaran sus desacuerdos con la ruptura definitiva en el Congreso de los Diputados y Diputadas, en el territorio español se han celebrado 3 comicios electorales autonómicos: los gallegos, los vascos y los catalanes. Los resultados han sido dispares, pero en ningún caso muy halagüeños. Las elecciones europeas del próximo 9 de junio tampoco presentan un escenario demasiado positivo para las izquierdas españolas. La campaña no ha empezado y los programas no son públicos aún, pero aunque no podamos analizar todavía los contenidos y propuestas, la conformación de las listas y las coaliciones aportan algunos datos interesantes.

Sumar ha propuesto a la directora general de la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR), Estrella Galán, como cabeza de lista. Tras unas negociaciones bastante complicadas que no parecen haber satisfecho a nadie, el número dos es para Catalunya en Comú (Jaume Asens), la tercera plaza es para Compromís (Vicent Marzà), IU ostenta la cuarta posición (Manu Pineda), Más Madrid (Andere Nieva) la quinta y Verdes Equo la séptima (Florent Marcellesi). Las últimas encuestas otorgan a Sumar entre 3 y 4 escaños, con lo que la plaza de Izquierda Unida no está asegurada.

La coalición que presenta Yolanda Díaz a estos comicios incluye también a otras fuerzas regionalistas, como la Chunta Aragonesista o el Partido Castellano-Tierra Comunera (PCAS-TC), ya en puestos que no conseguirán escaño, pero que aportarán algunos votos.

La variedad de partidos políticos dentro de la coalición se reflejaría también en los Grupos Parlamentarios Europeos a los que se adscribirían. Los números dos y tres son miembros de Catalunya en Comú y de Compromís, respectivamente, partidos que hasta ahora se han integrado en Verdes/Alianza Libre Europea (Verdes/ALE). El número 4, Manu Pineda, ha sido eurodiputado adscrito a The Left durante la pasada legislatura. Sumar no ha aclarado aún a qué Grupo Parlamentario se incorporaría la cabeza de lista, Estrella Galán.

Por su parte, Podemos, con la exministra de Igualdad Irene Montero al frente, se presenta en una candidatura conjunta con Alianza Verde, una escisión de Equo liderada por el ecologista Juantxo López de Uralde. En la lista siguen a Montero, por este orden, los actuales coportavoces estatales de la formación, Isabel Serra y Pablo Fernández; y Serigne Mbayé, activista social, diputado autonómico de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid entre 2021 y 2023 y actual secretario de antirracismo de Podemos. El primer puesto para Alianza Verde es el séptimo en la lista. Lo ostenta Alba Ramos Solano, que aparece en el documento del Boletín Oficial del Estado como independiente.

Históricamente los resultados de Podemos han mejorado las expectativas de las encuestas y Montero es especialista en hacer buenas campañas electorales. Pero, de momento, la realidad es que a poco menos de un mes para la cita electoral, las encuestas dan a la candidatura de Montero un único escaño. En todo caso, sean más o no, las diputadas de Podemos se integrarán en The Left.

Así las cosas, y siempre guiándonos por las encuestas más optimistas para The left, en el mejor de los casos, desde el Estado español se incorporarían 4 personas al grupo parlamentario de la izquierda en la eurocámara: Irene Montero, con Podemos; Estrella Galán y Manu Pineda, por Sumar; y Pernando Barrena, de Euskal Herria Bildu (izquierda nacionalista vasca). Éste último se presenta como número dos en la coalición Ahora Repúblicas, que aglutina a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), a EH Bildu, al Bloque Nacionalista Galego (BNG) y a los soberanistas baleares de Ara Mes. En las legislaturas anteriores, esta coalición, en la que no se incluían aún los baleares, ha logrado dos escaños. Hasta ahora, el acuerdo era que el segundo escaño rotaba a mitad de la legislatura, de manera que los tres partidos obtenían cierta representación. En esta ocasión las encuestas dan a Ahora Repúblicas un escaño más, hasta llegar a los tres, por lo que entrarían una diputada de ERC, uno de EH Bildu y una tercera de BNG. De cumplirse el pronóstico, esa rotación que se ha dado hasta ahora no sea necesaria en la próxima legislatura.

Poniéndonos en el otro extremo, en el peor de los casos para el GUE/NGL, podría darse la situación de que Podemos no lograse su escaño, Sumar sacase 3, que Estrella Galán también se incorporase a los Verdes/ALE, y que Ahora Repúblicas sacase 2 y no 3, con lo que Barrena estaría sólo la mitad de la legislatura, al tener que dimitir para dejar paso a la siguiente en la lista: Ana Miranda, del BNG, que es eurodiputada de ALE desde septiembre de 2022. Entonces, desde el Estado español se aportaría a The Left medio diputado.

El eje izquierda derecha y las tensiones territoriales

Como decíamos al principio del artículo, en los últimos meses ha habido ya tres convocatorias autonómicas en el Estado español. Si bien se trata de tres Comunidades Autónomas con especificidades suficientes como para que sus resultados no sean extrapolables al resto del Estado ni a las elecciones europeas, sí señalan esa tendencia hacia el bipartidismo en dos ejes.

En Galicia, con una participación del 67,3% del censo, ni Podemos ni Sumar lograron entrar en las instituciones. En la cámara vasca, el espacio del cambio estaba representado hasta ahora por Elkarrekin Podemos (Unidas Podemos), con 6 diputados y diputadas. En esta ocasión, con una participación del 62,5%, Podemos se ha quedado fuera del parlamento, y Sumar ha obtenido un diputado. Las izquierdas soberanistas de BNG y EH Bildu, por su parte, lograron un ascenso notable. El BNG pasó de 19 a 25 y Bildu de 21 a 27, estando la mayoría absoluta, en ambos casos, en los 38 escaños.

Catalunya ha sido el último territorio con tensión soberanista notable en ir a las urnas. Pero allí el resultado ha sido distinto por varios factores. Podemos optó por no presentarse y Sumar, en coalición con los Comunes y con una participación del 57,9%, obtuvo 6 escaños, perdiendo dos. ERC ha perdido 13 de los 33 escaños que ostentaba y, con ellos, el gobierno. La incógnita ahora es si se dará un gobierno en de izquierdas que aglutine partidos nacionalistas y no nacionalistas, o un gobierno que priorice la independencia, sean sus miembros progresistas o conservadores.

Más allá de las izquierdas

De momento, el principal beneficiado de que las izquierdas se disuelvan como una aspirina es el presidente del gobierno Pedro Sánchez, al que todo parece salirle a pedir de boca.

Hace unas semanas, en una maniobra impredecible, Sánchez publicó una carta dirigida a la ciudadanía en la que anunciaba 5 días de retiro para la reflexión, en los que decidiría si abandonar la presidencia del Gobierno o no. Begoña Gómez, esposa del presidente, había sido denunciada por el sindicato ultraderechista Manos Limpias por un delito de tráfico de influencias.

Se trataba de un caso de lawfare de manual. Manos Limpias y organizaciones similares han actuado de manera mucho más furibunda contra representantes públicos del espacio del cambio. Algunos, incluso, compartían Consejo de Ministros con Sánchez. Pero el presidente nunca les defendió con tanta decisión.

Probablemente nunca sepamos si realmente el Presidente pensó alguna vez en abandonar la Moncloa o si se trató de una arriesgada estrategia de marketing. Pero parece que le ha salido bien. El lawfare y los bulos se han convertido en conversación de primer orden y la independencia judicial es cuestionada socialmente. Los resultados del PSOE en las tres últimas elecciones autonómicas han ido in crescendo y Sánchez sigue siendo el líder más valorado según el Centro de Investigaciones Sociológicas. Como candidata a las elecciones europeas presenta a un peso pesado de su Gobierno: la actual vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.

Las últimas encuestas sitúan al PSOE como segundo partido en intención de voto, con unos 6 escaños por detrás del Partido Popular, pero la actitud del PSOE demuestra que tienen intención de acortar esa brecha. De momento, sin embargo, la derecha y la ultraderecha tienen expectativas de mejora con respecto a los comicios de 2019. Vox pasaría de 3 a 6 escaños y el PP de 12 a 25. Aunque parte de la subida se debe a la desaparición de facto de Ciudadanos (adscritos hasta ahora al Grupo Liberal en el Parlamento Europeo), que en 2017 obtuvo 7, es evidente que su tendencia es al alza, del mismo modo que en otros países de la UE.

La importancia de la participación (o no)

En las elecciones europeas de 2019, participó el 60,70% de la ciudadanía llamada al voto en el Estado español. La media de participación en esa última convocatoria fue del 50,66%. Alemania, por ejemplo, ocupó el tercer puesto de los 28: votaron el 61,38% de las personas con derecho a voto.

La previsión del Eurobarómetro para el Estado español es de que el 9 de junio se alcance un 64% de participación, y apunta al escenario de crisis internacional como agente movilizador. En todo caso, el dato sorprende si tenemos en cuenta que en 2019 las elecciones europeas en el Estado español coincidieron con las elecciones municipales y, en 12 de las 17 regiones del Estado, también con las autonómicas. En la convocatoria anterior, en 2014, en la que las urnas sólo decidían la representación europea, la participación fue del 43,81%.

Fue en las europeas de 2014 cuando Podemos se presentó a las elecciones por primera vez, y cuando obtuvo 5 escaños. La coalición en la que se presentaba Izquierda Unida logró 6. Cada escaño costó entonces unos 250.000 votos. En 2019 hacían falta unos 375.000 para meter un representante en el parlamento europeo. La participación, por tanto, determinará si las encuestas eran optimistas o pesimistas.